Tesoro de papel

Tengo en mi poder un tesoro formado por viejas revistas Humboldt. Llegaban a la casa de mi infancia, mi madre las leía y le comentaba a mi padre. 

Los niños -y yo lo era- no accedíamos a ellas.  

Mi padre las leía y mi madre las guardaba. Una tras otras, paradas, en el último estante de la biblioteca de la sala de estar. Nadie más las tocaba.

Un día mi padre me llamó a la mesa. La revista estaba abierta y me mostró cómo adquiría sentido una imagen totalmente deformada cuando colocaba el papel espejado que venía en ese número. Aquello era increíble. 
Ocurrió durante la década del ´70. En mi casa no había televisión y todo lo que veía disparaba mi mente. 

Vendimos la casa después, mucho después. Ya estaba en el liceo. 
Las revistas fueron a dar, una junto a otra, al último estante de la biblioteca que había en el living de la estancia.

Mi madre ya no las recibía. Era más permisiva en cuanto al uso. Aún así, nadie las tocaba.

De grande vendimos el campo. Cada uno se llevó lo que pudo salvar de la hoguera o del abandono. Pedí las revistas Humboldt cuando vi que iban a quemarlas.

-Están mojadas, algunas hasta ardidas.

-No importa. Las llevo igual.

Fue lo único que me traje del lugar que más amé en mi vida: las revistas prohibidas, ahora ardidas, vulnerables, algunas con sus hojas pegadas y otras comidas por los bichos. 

Las guardé en mi apartamento. 
Se mudaron a mi casa grande. 
Fueron conmigo cuando me mudé a la chacra. 
Pedí que las guardaran mientras anduve viajando. 

Ahora vendo la casa.
Las revistas...
Llamé a una artista para que creara collages con ellas.

Pero no. No las puedo regalar. 

Mi padre me mostró cómo todo cobra sentido cuando adquieres la perspectiva apropiada. Tenía unos ocho años, y aquella imagen valió mil palabras.

Tengo un tesoro en mi casa. Hablo con Adorno y Margaret Mead. Conocí a Peter Handke y otros artistas, pensadores, poetas, filósofos. Y hay más gente que ama a la gente que me espera allí. A que las abra.
Están comidas, ardidas, pegadas en algunas hojas, y no quiero abandonarlas. 

 

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