¿Quiero hacer un cambio o quiero pensarlo?
Así que ya estoy advertida. Puedo seguir pensando la mejor manera para transformar mi realidad porque, mientras pase mi tiempo pensando en cómo lograrlo, fracasaré. Y me daré la razón: Yo sabía que no iba a lograrlo.
Lo bueno de fracasar es que no tendré que enfrentar el miedo que me da mostrar al mundo esta locura que quiero crear. Cuando dentro de un tiempo vuelva a sentir deseos de hacer algo, de nuevo habitaré entre pensamientos y papeles haciendo como que preparo algo nuevo.
- pensar, planificar, idear un proyecto
- actuar un poquito en la realidad
- dudar, postergar y abandonar, cuando no queda otra que pasar a la acción en serio.
Pero ¿te das cuenta de lo loco que es hablar de este modo con una misma? ¿Te pusiste a pensar lo loco que es cumplir la profecía de fracasar, cuando te das cuenta de que la estás anticipando?
La clave es esa: ¿te das cuenta, Vero, que la estás anticipando?
Si escuchara estas explicaciones de otra persona, la llenaría de argumentos y frases de estímulo. Pero a mí no me funcionan. Sé que no me funciona decirme Vamos, tú puedes, actúa. Puedo pasar todo el día dándome ánimos y, a la noche, haber fracasado. Porque, ocupada en ese pequeño esfuerzo de darme ánimo, no hice lo que había que hacer.
El punto es ¿qué puedo hacer AHORA que me doy cuenta de lo que hago para no hacer nada?
Lo que puedo hacer yo, ahora, es dejar de enfocar en el qué puedo hacer y aceptar que doy vueltas porque tengo miedo a que alguien lo vea. Aceptar que estoy embarullada y sentarme a escribir un artículo aunque no esté planificado en detalle cómo debe ser. Y luego filmar cómo preparo los frascos para la cocina.
Dos acciones concretas, visibles, que me permiten seguir en camino.