Por qué mi cerebro no encuentra una casa donde vivir

En lo que enfocas es lo que sucede, dice tanto la psiquiatra Marian Rojas-Estapé como Napoleón Hill en su libro Piense y hágase rico, aunque cada uno a su manera y con marcos teóricos diferentes

Creo que comienzo a entender qué es lo que me pasa. Por qué no encuentro una casa para mudarme, cuando realmente necesito irme de aquí. 
Creo que estoy mal enfocada. Porque si bien quiero encontrar una casa de construcción tradicional, en un entorno agradable y seguro, no muy lejos del mar, que tenga estufa a leña, terreno amplio y al precio que puedo pagar, solo enfoco en el precio que puedo pagar.

De hecho es el criterio que pongo en los buscadores de las inmobiliarias. Es decir que doy por sentado que, al precio que puedo pagar, no encontraré una casa con estufa y demás rasgos que quiero. 

No me había dado cuenta hasta hace un rato de cómo limito con prejuicios antiguos mi forma de pensar actual. El cerebro es el mismo y tienen todas las posibilidades que describe la neurociencia, pero solo encuentra lo que puedo pagar, que es en lo que pienso. 

Es lo lógico, digo. Y siento mi resignación cuando solo encuentro casas de construcción humildes y lejanas al mar; Al precio que busco. Pero lo que para mí es lógico no es lo que explica la neurociencia como posible.

Estoy buscando mal. 
¿Qué tal si el rasgo económico lo pongo al mismo nivel que los otros rasgo? Es decir, si dejo de pensar en el precio y busco enfocada en todo lo que quiero: mar, seguridad, precio, espacio, entorno...

Suena absurdo, casi magia, y no sé si esos estudios son aplicables para encontrar casa. Pero lo que ya comprobé es que no encuentro lo que quiero mientras mi foco siga limitándose al precio. 
Mi foco y la narrativa que me hago: no vas a encontrar lo que quieres al precio que buscas.

Hoy busco casa, y es esta la ocasión que me muestra cómo actúo boicoteando lo que digo querer. Al punto que hasta dudo si realmente importa lo que quiero encontrar o me da igual; me conformo con lo menos malo. 

Hoy me di cuenta. Busco condicionada a no encontrar. Me di cuenta cuando -después de haber elegido al fin una casa- me llegó la pregunta: ¿pero es lo que quieres? ¿Realmente esa casa es la que quieres?

Y confieso que ni se le acerca.

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