Por qué mi cerebro no encuentra una casa donde vivir
En lo que enfocas es lo que sucede, dice tanto la psiquiatra Marian Rojas-Estapé como Napoleón Hill en su libro Piense y hágase rico, aunque cada uno a su manera y con marcos teóricos diferentes.
De hecho es el criterio que pongo en los buscadores de las inmobiliarias. Es decir que doy por sentado que, al precio que puedo pagar, no encontraré una casa con estufa y demás rasgos que quiero.
No me había dado cuenta hasta hace un rato de cómo limito con prejuicios antiguos mi forma de pensar actual. El cerebro es el mismo y tienen todas las posibilidades que describe la neurociencia, pero solo encuentra lo que puedo pagar, que es en lo que pienso.
Es lo lógico, digo. Y siento mi resignación cuando solo encuentro casas de construcción humildes y lejanas al mar; Al precio que busco. Pero lo que para mí es lógico no es lo que explica la neurociencia como posible.
Hoy busco casa, y es esta la ocasión que me muestra cómo actúo boicoteando lo que digo querer. Al punto que hasta dudo si realmente importa lo que quiero encontrar o me da igual; me conformo con lo menos malo.
Hoy me di cuenta. Busco condicionada a no encontrar. Me di cuenta cuando -después de haber elegido al fin una casa- me llegó la pregunta: ¿pero es lo que quieres? ¿Realmente esa casa es la que quieres?
Y confieso que ni se le acerca.